“Aún queda camino por recorrer”
Se dice que el nivel de desarrollo
de un pueblo está dado en gran parte, por la cantidad y calidad de sus caminos
que conectan los diferentes centros de producción, comercialización y consumo;
mejor todavía si estas rutas, además de integrar el propio territorio se
extienden hacia otras regiones.
En este sentido, la posición de
enclave que ocupó Sígsig desde el tiempo Paleoindio, Formativo, Desarrollo
Regional y ulteriormente durante el Periodo de Integración en la epoca que
brillo la cultura kañari; le permitió mantener amplísimos contactos con otros
poblados; partiendo de esto, en el área del cantón podemos encontrar diversos
caminos que no necesariamente es el Qhapaq Ñan como muchos lo califican, sino
más bien ramales que conectaban distintos centros poblados, centros de
producción (artesanal, agrícola o minero), e incluso barrios periféricos, que
incluían mitmakuna provenientes de distintas partes del tawantinsuyu.
Francisco Valdez (1984), menciona
que el camino que pasa por la zona de Sígsig, es un ramal importante del eje
este-oeste y que con seguridad conectaba el mismo valle de Cuenca con las
localidades de Gualaquiza. En este tramo se han
identificado varias edificaciones similares en las terrazas del rio Cuyes.
Hoy por hoy muchos de estos caminos se
siguen utilizando –claro con menos frecuencia– con el fin de acortar distancia
“lo que comúnmente conocemos como el enderezo”; y en lengua kichwa se lo
denomina chaquiñán. En zonas de superficie desigual, clima húmedo y piso suave,
el paso de los viajeros y sus animales produce a veces zanjas de hasta varios
metros de profundidad, llamadas “culuncos”. En un intento por establecer estos
caminos hacia la zona de Cuenca y la región del Oriente nos dimos cuenta que todavía
guardan elementos históricos importantes, ya que fueron testigos de esa
angustiosa vida diaria.
En la actualidad el camino mejor
conservado que hemos podido observar es el que asciende desde las orillas del
río Santa Bárbara, cerca del puente de Jerusalén “Jashacay” y al tomar altura
lo hace por el borde de la quebrada de Valín, en algún trecho el camino está
construido al fondo de un desbanque de dos o tres metros de altura, la calzada
se detiene abruptamente en Narig, borrada por la construcción de la carretera.
“La vía tiene desagües y
canales o acequias que marchan paralelamente al camino, drenando la humedad que
se filtra de los dos muros que flanquean la vía. Estos canales pasan a menudo
por debajo del empedrado para desviar la fuerza del caudal al enviar el
torrente de un lado al otro del sendero. Estas características hacen que este
camino sea considerado como prehispánico” (Valdez, 1984:22).
El camino vuelve a aparecer en el
trayecto de Zhabalula a la planicie de Chobshi, mide dos metros de ancho; parte
de este tramo es empedrado y posee muros laterales con mampostería semejante a
las paredes de los edificios existentes en la zona. En segmentos del camino lo
bordea una hilera de piedras a cada lado delimitando su curso.
“En territorio
Ecuatoriano solamente he visto restos de estos muros en las cercanías del tampu
de Burgay, provincia del Cañar, y en el camino lateral que corre por la zona de
Shabalula al oeste del Sígsig” (Fresco, 2004:36).
Desde Sígsig, para llegar a la
región del Oriente existen dos entradas naturales, aprovechando la depresión
geográfica que producen los ríos Cuyes y Cuchipamba las mismas que fueron
transitadas en épocas preincaicas, e incluso utilizadas por los colonizadores buscadores
de tesoros, evangelizadores y los famosos contrabandistas de aguardiente. No olvidemos que en una misma región pueden
existir varios trazos de caminos utilizados en diferentes momentos que pueden
ser remodelaciones de antiguos caminos autóctonos. De hecho, respecto a los
caminos orientales Jaime Idrovo Señala:
“Son los menos conocidos
por el registro arqueológico, pero la abundante documentación del siglo XVI
confirma la presencia de varias arterias, las mismas que, parece, fueron las de
menor tránsito, debido sobre todo a la poca influencia que ejercieron los incas
sobre la región amazónica, habiéndose concretado la conquista de manera tardía
en un sector principalmente intermedio, esto es: la llamada cordillera Oriental
y sus estribaciones. Hecho que se verifica en el destino de los caminos y que
se apoya también en la casi inexistencia de vestigios monumentales con
influencia inkaica en el sector” (Idrovo, 2000:101).
El camino que va de Sígsig a
Gualaquiza por el valle del río Cuyes sin duda fue Chobshi-San
Bartolomé-Ludo-Jima, transmontando la cordillera del Moriré y desciende a San
Miguel de Cuyes, Amazonas, Nueva Tarqui, El Ideal y Gualaquiza; “el viejo
camino de Sígsig a Jima y Cuyes, que aún
existe, pudo haber sido construido sobre alguna ruta precolombina” (Salazar,
2000:67). Todo este callejón está encadenado por una serie de sitios
arqueológicos como por ejemplo: Espíritu Playa, La Playa, San Miguel de Cuyes,
Trincheras, Santopamba, entre otros.
La primera referencia que se tiene
acerca de la existencia de una ruta de acceso a la región de los Cuyes
propiamente dicha la encontramos en 1550, con ocasión de los intentos de
conquista de los Jibaros por Benavente, quien se prometió “regresar mas tarde a
esta conquista, pese a los obstáculos naturales y a la hostilidad de los
Xibaros, pero pasando esta vez por el Zangorima o río Cuyes” (Benavente,
1994:60; citado por Catherine Lara, 2009:56). Si a Chobshi, se le considera un
tampu bien podría estar unido por un camino al tampu de Mariviña, situado
probablemente en las cercanías del nacimiento del río Quingeo a poca distancia
de la población de San José de Raranga.
El camino que va por el valle de
Cuchipamba une Sígsig–Matanga–Granadillas–El Rosario–Aguacate–La Pradera–San
José–Osochocha–Portón y Gualaquiza, y sigue la ruta que en épocas preincaicas se
utilizaba. Los vestigios arqueológicos –cadena de pucaras– que parten de las
altas cumbres andinas y que se extienden a lo largo de este valle nos dan
muestra de su importancia.
En documentos de 1785 se lee, hacen mención
a este camino: “Aperado pues de estas noticias y juntado estas a las que tenía
adquiridas por varias averiguaciones, de un camino de ancho y bien delineado,
muy antiguo, que entrando por Sangorima, el encuentro, pasé personalmente el
pueblo de Sígsig, donde me he cerciorado mejor de este camino”. (Carrasco,
1986:94). De la misma manera en
1808, Don Juan Manuel de Rojas, teniente juez pedáneo del pueblo serrano de San
Bartolomé, reportó parte de estos caminos al concurrir de testigo en el
expediente levantado por la Gobernación de Cuenca sobre un proyecto de abrir un
camino desde Cuenca a Santiago de las Montañas:
“I últimamente reconoció
que, cerca del Río Blanco, en un puesto denominado Granadillas, a la montaña y
travesía del camino construido, se hallaron unos cercos de piedra que formaban
una especie de plazoleta. Igualmente vio que, al frente del río Blanco, se
había descubierto un retazo de camino antiguo, con unos cimientos de piedra que
formaban cercos, y hacían una calle bastante ancha, y a un lado de ella, unos
cimientos así mismo de piedra.” (En: Salazar, 2000:27).
Es importante anotar que “Los valles
del Cuyes y el Cuchipamba muestran un patrón de asentamiento en las
confluencias de los ríos, con poblados circunscritos parcialmente por un muro
defensivo, y recintos habitacionales en el interior que incluyen una plaza o
alguna estructura de uso comunal. Las alturas de la cordillera y algunos cerros
de las estribaciones, habrían servido para la edificación de churos, cuya
función no está claramente determinada. Por cierto, estas estructuras de varios
niveles concéntricos son típicas de las estribaciones andinas surorientales…” (Salazar,
2000:27).
Finalmente y en palabras del
arqueólogo Antonio Fresco la red vial construida enteramente antes de la
conquista europea, constituye una de las grandes obras de ingeniería de la
humanidad, aunque pocas veces nos demos cuenta de ello. (Fresco, 2004:
presentación)
Hemos intentado hasta aquí presentar
una síntesis muy general de las ocupaciones prehispánicas en el cantón Sígsig,
basándonos sobre todo en la revisión de los trabajos arqueológicos que se han
realizado en la zona, por tanto no pretendemos periodizar las culturas del pueblo
de Sígsig, puesto que, aparte de las dataciones del Abrigo Rocoso de Chobshi no
se cuenta con otros fechamientos.
Para
finalizar, creemos que hacen falta trabajos de investigación científica en toda
la zona de Sígsig. Solamente con esta labor podremos aclarar los misterios que
rodean nuestra prehistoria pues, no es aventurado pensar que los alrededores de
Sígsig guarden escrupulosamente este secreto.
Bibliografia:
FRESCO, Antonio.
2004 “INGAÑAN: La red vial del imperio inca en los Andes ecuatoriales”
Ediciones Banco Central del Ecuador.
IDROVO, Jaime.
2000 “Tomebamba, Arqueología e
Historia de una ciudad imperial” Banco Central del Ecuador, Cuenca.
SALAZAR,
Ernesto.
2000 “Pasado
Precolombino de Morona Santiago” Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín
Carrión, Núcleo de Morona Santiago. Ilustre Municipio del Cantón Morona.
Macas-Ecuador.
VALDEZ, Francisco,
1984 “Los vestigios arqueológicos de Sígsig,
Azuay, Ecuador. Un ejercicio de interpretación” Disertación doctoral
Universidad de Paris X, Nanterre.
Existe alguna agencia turística del lugar o persona con la cual se pueda acceder a estos y mas lugares del Sigsig.
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