11/15/2012

CHASQUIS DEL RIO CENEPA


Una historia olvidada
Fresco y latente está, en la conciencia del pueblo ecuatoriano, el desgarrón territorial perpetuado a la integridad de nuestro territorio, al imponernos, con la venia de las naciones de América el funesto Tratado de Río de Janeiro, suscrito el 29 de enero de 1942 que dejó reducida la superficie del Ecuador a 270.670 km2 a favor del Perú.
El Art. VIII del mencionado tratado, en el  numeral 1 del inciso “B”, al referirse a los limites por el Oriente dice: “ De la quebrada de San Francisco al divortium aquarum (límites de aguas) entre el río Zamora y el río Santiago, hasta la confluencia del río Santiago en el Yaupi”.
Al momento de demarcar y colocar los hitos en los puntos señalados en el Protocolo de Río, los comisionados de las partes tuvieron dudas de la existencia de dicho “divisor de las aguas” entre los ríos  Zamora y Santiago, dudas que fueron clarificadas cuando, en  1947, el mayor Sampedro descubrió la existencia de un río caudaloso, navegable que corre de Norte a Sur entre Zamora y el Santiago, al Este de la Cordillera del Cóndor, a quién lo bautizó con el nombre de CENEPA. Este descubrimiento dejó sin efecto la validez jurídica del Protocolo de Río.
Con las revelaciones hechas por el mayor Francisco Sampedro, por medio de la prensa y después de los vuelos de reconocimiento de la Cordillera del Cóndor, el País empiezó a tener conciencia de la existencia del río Cenepa.
En 1952, tres militares ecuatorianos entre ellos el Sr. Miguel León, ciudadano meritorio de Gualaquiza (+), por orden superior, llegaron al río Cenepa a través de Gualaquiza, después de dominar por vez primera la Cordillera del Cóndor.
A esta expedición siguieron otras y otras; el nombre de Cenepa iba calando hondo en la conciencia de los gualaquisences. En 1955, los habitantes de Gualaquiza se habían organizado y conformado una nueva expedición para visitar el, “querido y abandonado” río Cenepa. La expedición encontró en el Cenepa pruebas irrefutables de lo que todo el mundo sospechaba en Gualaquiza: las tropas peruanas había empezado a incursionar peligrosamente en la zona. Cartuchos de fusil, cajas de cigarrillos, envases de conservas peruanas, estaban dispersos en la zona. Con estas pruebas, las municipalidades de Gualaquiza y Sígsig enviaron una comisión a la ciudad de Quito para alertar al Gobierno nacional sobre la situación que había empezado a vivirse en la frontera. El propósito de la Comisión no era la guerra, sino la paz y el desarrollo, la construcción de la carretera Sígsig-Gualaquiza-Cenepa. La iniciativa tuvo eco ante el presidente Camilo Ponce, pero no ante el status quo, por lo que en poco tiempo se olvidó el tema.
En 1960, tan pronto el Dr. Velasco Ibarra asumió la Presidencia de la República en su Cuarta Administración, declaró la nulidad del  Protocolo de Río de Janeiro por inejecutable y estableció que a nivel nacional se celebre la llamada SEMANA AMAZÓNICA que culminaría el  12 de Febrero aniversario del descubrimiento del Río Amazonas.
En 1961 con motivo de la celebración de la semana Amazónica, Gualaquiza participó con un número como símbolo de soberanía nacional que llamó la atención de todo un país. Un cántaro con agua del río Cenepa seria llevado mediante el sistema de chasquis desde el río Cenepa, pasando Tundaymi, Las Peñas, Bomboiza, Gualaquiza, Sígsig, Cuenca y finalmente Quito para ser entregado al presidente de la República Velasco Ibarra en respaldo al pronunciamiento de la nulidad del Protocolo del Río, y en exigencia patriótica, por la construcción de la vía carrozable SIGSIG-CHIGUINDA-GUALAQUIZA-CENEPA, obra iniciada en 1958, como medio idóneo de defensa de nuestros derechos territoriales.
Los shuaras y elementos militares acantonados en Gualaquiza, distribuidos desde el río Cenepa, entregaron  el recipiente con las aguas del río nombrado en la margen izquierda del río Bomboiza, a los hombres, mujeres y niños de la parroquia Mercedes Molina  para pasarlo a los de Gualaquiza el 10 de febrero casi a media noche, siendo su potador el jefe del destacamento militar teniente Jaime Játiva, allí los moradores del pueblo ubicados en las calles entonaron las sagradas notas del himno Nacional y en medio de lágrimas y llanto alentaron a los portadores para que cumplieran el objetivo planteado. Posteriormente el cantaro fue entregado a los habitantes de las parroquias el Rosario, Chiguinda y Bermejos, para, a su vez, entregarlo, en el limite provincial con el Azuay, a los jóvenes del Sígsig comandados por el Dr. Guillermo Canizares, que desempeñaba las funciones de Presidente de Liga Deportiva Cantonal. El recibimiento que el Sígsig brindó  a las aguas del Cenepa, fue por demás emocionante.
Grito de euforia, vivas a Gualaquiza y al Cenepa, lagrimas de emoción confundidas con las  notas del Himno Nacional, fueron las manifestaciones de civismo de los hijos del hermano Cantón, con las que saludaron a las aguas de un río que, por decisión fatal de la historia, ya no esta en poder ecuatoriano.
Fueron los Estudiantes del Colegio Benigno Malo los encargados de transportar el recipiente desde el sector “El Descanso” hasta el Parque Abdón Calderón de la ciudad, donde las Autoridades  y el pueblo cuencano recibieron las aguas del río Cenepa, con las notas vibrantes de la Canción Patria.
El cantaro portando las aguas del río Cenepa despues de 15 dias y pasando por las diferentes localidades, el 12 de febrero de 1961, llegó a la capital de la República en donde aproximadamente unas 50 mil personas se consentraron en el estadio Atahualpa para ser testigos de ese histórico acto de entrega-recepción por parte de los delegados al presidente José María Velasco Ibarra quien se había pronunciado por la invalides del protocolo, emocionado el presidente recibió ese símbolo de soberanía Nacional.  
Esta es una historia más que a ti amigo lector te la compartó con el fin de que valores nuestras raices, fortalescamos nuestros lazos con nuestro hermano cantón de Gualaquiza y sembremos más nuestro amor por la pequeña patria que nos vio nacer.   

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