FONDO HISTORICO
La formación de la identidad es algo así como los ladrillos de una casa, un proceso que comienza a configurarse a partir de ciertas condiciones propias de la ciudad presentes desde el momento de su nacimiento, junto a ciertos hechos y experiencias básicas. No se puede sintetizar solo en el Sígsig, la guitarra o una cueva, la interacción con el medio natural ha conformado cuatro etapas que aquí tienen su espacio. Se las puede mirar al pasar, pero también disfrutar y sobre todo divulgar porque estos arcos son un puente de la historia que une las dos orillas del pasado con el futuro, a través de nosotros, que somos el presente.
Los Arcos de la Identidad con un lenguaje gráfico de la historia de sus habitantes dan un realce y reflexión sobre la importancia de recoger los signos culturales que han tejido la identidad de Sígsig como parte de una región rica en legados históricos, reafirmando de esta manera nuestras raíces. Contiene las virtudes productivas del Cantón Sígsig para el turismo y la divulgación del ser y sentir en el espacio y el tiempo: alimentos, leyendas, costumbres, tradiciones, entre otros. Convencidos de que la dignificación y diversidad de los pueblos es la recuperación, preservación y fortalecimiento de sus Identidades. Un mensaje didáctico del conocimiento y la valoración de la diversidad cultural que vamos a viabilizar a través de los elementos que se pueden desprender de un ícono urbano.
Cuenta la historia de este Cantón, pero sabemos que cuando se narra una historia se dejan de contar otras muchas, por lo tanto seleccionamos los elementos de la identidad, los integramos con los símbolos de reconocimiento una vez socializados, y por primera vez, la plasman los propios moradores por medio de cuatro épocas: las culturas originarias, la época colonial, la república y la época contemporánea.
El Guión Museográfico de la parte de ingreso al cantón proporciona una lectura y un recorrido visual: inicia con los primeros habitantes del territorio ecuatoriano que pernoctaron en la Cueva de Chobshi, pues se sabe que en la comunidad de Chobshi se asentaron los primeros pobladores del actual Ecuador hace aproximada de 8000 aC. Los vestigios de este poblamiento inicial se reducen en su mayoría a conjuntos de artefactos líticos y huesos abandonados en los denominados campamentos taller. Sus herramientas testifican que se dieron respuesta a sus necesidades como la obtención de alimentos mediante la cacería pues de ella se proveían de ropa, cuerdas, pieles para construir sus rústicas moradas.
Con el pasar de los años estas sociedades tempranas se consolidaron y formaron una gran cultura –los kañari– quienes dispusieron de un inmenso territorio en el cual se afianzaron libres y valerosos, sujetos a las condiciones del medio geográfico y en donde se dedicaron a construir su organización social; estos fueron perfeccionando las técnicas agrícolas hasta llegar a copar los campos con los sembríos de su planta sagrada el maíz, enlace entre el mundo material y espiritual, pues el maíz no solo era la medida de cuánto y cómo alimentar a los pueblos sino también la medida de haber multiplicado el bienestar de su pueblo ante las divinidades. Un pueblo liderado por el gran kuraka Duma, quien hizo retroceder al ejercito inka, cuando pretendían tomar por la fuerza estas tierras.
En el sistema cosmogónico de los Kañaris se atribuye el nacimiento de la primera pareja humana a una gran culebra, que luego de ese parto se refugio para siempre en la laguna de Ayllon. De la misma manera se considera al cerro Fazayñan como un lugar sagrado, razón por la cual la laguna, el cerro Fazayñan y la culebra se encuentran plasmadas en los arcos de la identidad.
La habilidad artística en el manejo de los metales como la plata, cobre y la mezcla de oro con cobre “tumbaga”, y el oro se ha hecho presente en un sinnúmero de objetos encontrados en las diferentes sepulturas, un claro ejemplo tenemos el mascarón de oro “Chunucari”, hallado en el sector del mismo nombre entre Sígsig y Chordeleg en 1940, y que hoy en día se emplea como logotipo del Banco Central.
Entre los años de 1535-1540 llegaron a estas tierras los primeros españoles y se instalaron en el valle del río Santa Bárbara para buscar oro de las arenas que acarreaba este curso del agua. Para 1544, Sigsig había llegado a tener considerable importancia, pues las minas de oro y las arenas auríferas de la zona atrajeron a muchos españoles, tanto así que para este año sacaron 300.000 pesos en oro, mientras que en 1548, cada cuadrilla sacaba de 2000 a 3000 pesos diarios, por ende, para cubrir las necesidades de codicia de los explotadores españoles la mano de obra indígena se explotó a través del sistema de la mita.
La relación entre los diferentes periodos dio lugar a un proceso de sincretismo cultural en el cual confluyeron el intercambio biótico, las sinergias más profundas de la humanidad y de la tierra y sus experiencias para hacer surgir la más grande, rica y colorida gama manifestaciones culturales que enriquecen nuestra espiritualidad y pertenencia a un pueblo; siendo el ser humano y por ende la mujer la razón más importante.
Es tan vital este sincretismo cultural que se expresa en el caso de Sígsig, el mismo que está presente en las fiestas de San Sebastián cuya devoción se remonta a mediados del siglo XVIII, cuando los padres Franciscanos, promotores del culto del mártir, doctrinaban en Sígsig.
Las Fiestas de María Auxiliadora cuya fe se enraizó tanto que las romerías y priostazgos y que poco a poco se fueron matizando en cada uno de los sigseños. Todos estos elementos se fusionan con influencias de otras festividades y tradiciones de su gente.
Otro de las aspectos que caracterizan los arcos de la identidad es el maíz y la manzana, dos alimentos indispensables que se han constituido en nuestra imagen que nos representa a nivel nacional, el primero; el maíz alimento que por varios cientos de años ha venido alimentando a nuestros ancestros ya sea mediante la bebida típica que es la chicha o por medio de sus derivados como la harina o el mote alimento que nunca falta en la mesa de nuestro hogar. El segundo; la manzana alimento introducido desde el viejo continente pero que poco a poco ha ido ganado espacio y que en la actualidad es parte de nuestra identidad la misma que nos representa en las tradicionales fiestas de cantonización del 16 de abril.
La cara que da hacia la salida de Sígsig es una expresión plasmada de lo republicano a lo contemporáneo. Haciendo un recorrido visual de izquierda a derecha, los arcos nos recuerdan las antiguas generaciones los paisajes de inicio de su vida cantonal, evolucionando hasta la modernidad, nos trasladan a un viaje imaginario por el centro histórico en donde sus calles estrechas, iglesias y parques son los lugares en donde se han desarrollado sus historias y sus leyendas; las fachadas de las viviendas estilo colonial y republicano son simples, sutilmente adornadas en sus frentes por balcones y aleros que muestran una textura rica y variada, con colores en sus paramentos y elementos constructivos. Los materiales utilizados en dichas construcciones es el adobe y el bahareque, las estructuras de la cubierta son de madera con remate de tejas tradicionales. El área del centro histórico por sus variadas características constituye un verdadero documento histórico de gran importancia, pues es el resultado de las actividades y vivencias colectivas pasadas y presentes.
Continuando con la lectura grafica se observan los sombreros de paja toquilla, como un modo de vida y artesanía que identifica al cantón y hoy reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Como parte de toda esta memoria están identificados los sembríos y cosechas como la manzana y el maíz símbolos del cantón. Están también los rituales y festividades de las Escaramuzas, que es un juego a caballo que consiste en realizar diversas figuras al ritmo de la música de la banda del pueblo, las mascaradas, los jampos, el Pase del Niño, el mismo que permanece latente en el corazón de todos los devotos, los juegos pirotécnicos y tradicionales como el palo encebado, la banda del pueblo y sus danzas.
Como clave (en la parte central de los arcos) esta representado el escudo de Sígsig, como emblema de libertad y pueblo soberano seguidas de estrellas que son las parroquias representadas simbólicamente.
Otra de las tradiciones que ha caracterizado a nuestro pueblo es el trabajo en comunidad, más conocido como la minga, pues esta desde tiempos inmemorables el ser humano ha desarrollado su espíritu comunitario para el desarrollo de la tierra que le vio nacer. La minga representa la esencia de la unidad y reciprocidad, el compartir y convivir una experiencia que reafirma su sentido de comunidad.
Las Jornadas deportivas vacacionales, actividad que se viene realizando desde 1973, quizá considerada una de las fiestas más importantes, pues se caracteriza por el poder integrador en la colectividad en donde sus integrantes refuerzan su sentimiento de identidad y pertenencia. Esta fiesta deportiva y cultural se celebra en el mes de agosto, teniendo una duración de una semana coincidiendo con las vacaciones que constituyen la ocasión de descanso y la oportunidad para echar al aire todas las frustraciones, triunfos y decepciones.
Finalizando con la época contemporánea está la equidad de género plasmada en diferentes rostros.
En los ángulos de parte superior de las dos caras se encuentra plasmado un objeto arqueológico el mismo que fue encontrado en una tumba de Sígsig. Actualmente es el logo institucional del GADS, MS.
La historia de Sígsig contada en la obra, se completa con la presencia de hombres y mujeres que supieron dar valor y vida a la palabra, en la medida en que ella anuda la memoria histórica que en boca y en manos de los intelectuales han cobrado vida y sentido tiempos, acontecimientos y procesos que sin ellos hubiese sido difícil comprenderlos, asimilarlos. La narrativa de la obra tiene un comienzo, un nudo y un final.
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