“El mishmiringo”
Soy Alfonso Guamán, bien
conocido,
En todos los rincones de mi
tierra;
Y nadie sabe dónde yo he
nacido,
Ni los
secretos que mi vida encierra
Se dice que
asomó en Sígsig por el año de 1920 ante la curiosa mirada de mujeres y hombres
que dejaron sus labores cotidianas para mirar al desconocido de piel rugosa y
mestiza, de estatura pequeña y con un notorio sentimiento militar, pues al
saludar se cuadraba y rugían sus botas grandes y pesadas.
Nadie sabe en
qué punto nació… ¿quién le puso el nombre…? Otro problema; Sin embargo, con el
pasar de los años, este singular personaje se fue adentrando en el corazón de los
sigseño; siempre estaba presto a cualquier mandato, fiel cumplidor a las leyes
y normas de aquel entonces; ensayó en su andar lento el oficio de cartero,
repartía la correspondencia en las diferentes familias aún sin saber leer ni
escribir, su único conocimiento era la enciclopedia de valores y principios; un
simple hombrecillo de pueblo, ingenuo pero sincero.
Alfonso Guamán, tiene
una relevancia especial, acostumbraba a cerrar las puertas y ventanas de las
viviendas para evitar que los dueños de lo ajeno entre; una mueca o seña lo
hacía reír sin límite al decir “mishmiringo” seguido de muchachos que
descubrieron la forma de alegrar a nuestro personaje, cuentan algunas personas
que el corazón de Alfonsito arrullo amor a ciertas damas de Sígsig, algo que
fue aprovechado por los jóvenes de aquel tiempo, quienes gastaban en flores y
regalos haciéndole creer que era correspondido, pobre Alfonsito lloraba al ver
las damas de su corazón casándose con otros.
Nuestro gran
amigo inconfundible por su gran recorrido en las mentes y vivencias de los
sigseños se despide de este gran horizonte a los sesenta y más años de vida.
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