El cuidado y preservación de nuestro
patrimonio cultural debe ser una prioridad para cualquier administración –sin
importar en la línea política en la que esté– y sociedad en general. Las
identidades locales y regionales se constituyen y refuerzan a través de los
símbolos, figuras representativas, tradiciones que sirven de elementos
referenciales fundamentales para la conservación de nuestro patrimonio. La destrucción de
nuestro patrimonio va a generar por lo tanto la falta de identidad.
En este sentido el centro histórico
de Sígsig ha sufrido una serie de alteraciones producidas principalmente por la
errónea concepción de desarrollo a fin de promover y mantener la prosperidad o
bienestar económico; todo esto sostenido básicamente por los intereses
privados. Por ende, gran parte de
las acciones que destruyen nuestro patrimonio se debe a la acción humana, a la
torpeza y a la indiferencia que se origina fundamentalmente, por la ignorancia.
El centro histórico ha sido
sometido a cambios constantes, por ejemplo en décadas anteriores se realizó un saqueo a todo el ornamento del Santuario de Tudul a
pretexto de brindarnos un toque de modernidad, los gestores de esta “magnífica obra” en la actualidad no se
han pronunciado, y en su lugar nos obsequiaron un monumento frio ¿A dónde iría
a parar este grandioso altar de pan de oro?; en otro escenario, se permitió a
vista y paciencia de todos derribar la antigua iglesia de San Sebastián, (hoy
solo quedan recuerdos de ella), y no se realizó ningún intento por salvar un
verdadero monumento arquitectónico símbolo de la grandeza y dedicación de los sigseños.
Otro caso y que trae mucha nostalgia de los recuerdos de aquellos días, es el
tan recordado teatro salesiano, en donde ninguna alma se compadeció por
mantener un sitio de tanto historia y anécdotas.
En
la actualidad, se han realizado una serie de intervenciones en las viviendas que rompen el
verdadero valor arquitectónico; en
mucho de los casos, viviendas que están es proceso de deterioro por el abandono
o el que importismo de los propietarios, en otros casos se han demolido las
viviendas y en su lugar se han colocado barreras de tablas; a más de esto, la
constante agresión visual por la colocación
de letreros publicitarios y la intromisión de vehículos pesados, que no
respetan a los transeúntes.
Todo esto ha generado gran polémica entre
la población que de continuar así,
la calidad y autenticidad de nuestro patrimonio edificado desaparecerá con el
pasar de los días.
El mensaje es conocido: si queremos
construir una sociedad mejor debemos entender nuestro pasado, partir de las
fuentes de nuestra cultura, revitalizar nuestros valores, para poder
proyectarnos hacia el futuro.
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