La mayor parte de
información disponible sobre la religiosidad andina proviene de las crónicas y
fuentes etnohistóricas, pues en la actualidad no existen evidencias materiales,
quizá por la destrucción de templos y objetos rituales, a raíz de la conquista
española.
Las
montañas y lagunas como elementos de veneración y parte fundamental de la
cosmovisión entre los pueblos prehispánicos, constituye un tema recurrente
entre los investigadores. Los cerros y lagunas son considerados un lugar
sagrado en cuyo interior se atesoran los mantenimientos que los dioses brindan
una y otra vez a los seres humanos.
Por tanto, con este estudios se ha intentado demostrar
como las lagunas y los cerros son percibidos en el sistema de creencias andinas
y el uso oracular particular que Ayllon y Fazayñan tuvieron entre
los aborígenes kañaris, a partir de su ubicación geográfica particular en la
Cordillera Oriental.
Se sabe que las altas
cumbres y lo profundo de las lagunas eran concebidas como moradas de las
deidades y los espíritus ancestrales y por su naturaleza especial, eran objeto
de tributo y adoración. Entonces
montañas y lagunas ocupan un lugar de privilegio en las creencias y prácticas
rituales que pueblan el mundo andino. Las altas cumbres son concebidas como
moradas de deidades atmosféricas y espíritus de los ancestros, a los que se
cree íntimamente relacionado con la fertilidad y las lluvias. Las lagunas
cumplen una importante función en el mantenimiento de la vida en los Andes, que
es la de reservar la preciosa humedad dispensada por las montañas. El agua,
concebida como la sangre de la vida agrícola andina. Es por ello que el culto a
las montañas relacionado con la fertilidad y la lluvia tiene antigüedad
milenaria en la cordillera de los Andes. El culto a las
montañas y lagunas ha sido denominado "El fundamento principal de la
cultura andina", al proporcionar una unidad cultural subyacente a los
pueblos andinos.
Su antigüedad es obvia, ya que los rasgos
básicos del culto a las montañas y lagunas se han encontrado a través de todo
los Andes, ha sido señalado en las fuentes históricas más tempranas y en las
leyendas, está basado en sólidas observaciones ecológicas y se ha mantenido
hasta el día de hoy con muy pocos cambios a pesar del proselitismo Cristiano.
Para quienes habitaron esta zona -los kañaris-
la montaña es un espíritu divino que tiene un gran poder para la vida de los
hombres que habitan en su entorno, es el "Apu", cuyo
significado andino es que son los espíritus tutelares de los antepasados
protectores, es por eso que se le reverenció con rituales. Los “apus” “no solo
eran proveedores de las lluvias fertilizantes, sino también decidían sobre la
vida y muerte y eran generosos donadores de riquezas, pues en sus entrañas se
laboraba el oro y otros metales preciosos” (Moreno Yánez, 2007: 175).
Así las montañas y lagunas se convierten en símbolos y lenguajes
que expresan el vínculo entre el mundo de los espíritus y mundo terrenal. Se
trata de signos y códigos que
integran el territorio como unidad espacial mítica y real, que da validez a la
idea de centro del universo establecidas por nuestras culturas prehispánicas.
Tanto la
laguna de Ayllon como el cerro Fazayñan o Huacayñan –según González Suárez–
fueron pacarinas o adoratorios eminentes de los kañaris. “los Cañaris adoraban
como á una divinidad particular al cerro Huacay-ñan, y una laguna que se halla
hacia los términos de la provincia del Azuay en la gran Cordillera oriental
sobre el pueblo de Sigsig, porque suponían que de allí habían salido sus
progenitores, y le hacían sacrificios, arrojando á ella oro en polvo y otras
cosas, en varias épocas del año” (González Suárez, 1969:145).
Según lo expuesto para Aldem Yépez los mitos de origen
de la cultura Cañari que enfatizan la transformación de la serpiente y las
guacamayas en seres humanos, nos permite pensar en un sistema religioso
practicado por los sacerdotes de la región de Sigsig (y probablemente del país
Cañari), según la cual éstos adquirían las características perceptivas y
anímicas de las huacas consultadas. Las huacas de Fazayñan y Ayllón resultaban
en una suerte de oráculo. Los
héroes fundadores (Elíade denomina “héroes civilizadores”, 1981: 59) de los
mitos de origen (guacamayas y serpiente) dan un caráctertotémico particular al
cerro y a la laguna, en tanto que los rasgos geográficos en la percepción
andina colocan a cerro y laguna como centros del mundo (“omphalus-i”), una concepción
territorial diferente a la concepción occidental moderna. (Yépez,
2010:124).
En este sentido los cerros y lagunas aparecen como el lugar de morada de los
Apus, Yayas o Taitas, quienes encarnan los antepasados míticos de los
aborígenes. Por tanto la laguna de Ayllón como el cerro Fazayñan, a
pesar de que se encuentran en puntos geográficos muy diferentes, fueron
percibidos dentro del sistema de creencias andinas, y parece ser el sentido
religioso básico de la cosmovisión kañari.
La territorialidad simbólica sagrada de
nuestros pueblos prehispánicos ha permanecido en la actualidad en la memoria
tradicional, establecida mediante las mitologías que explican los acontecimientos
y particularidades originales de la historia y la cosmogonía de los pueblos, en
la que se organiza y se delimita el mundo natural, social y espiritual. Así la
mitología se acerca a la conceptualización de los sistemas simbólicos que
representan las concepciones de las formas reales establecidas en la geografía
y evidenciadas en la sacralización de espacios específicos que conforman la
estructura del espacio y territorio sagrado.
En la actualidad estos espacios
mantienen unas relaciones que permiten no solo, mantener el equilibrio de las
energías, si no que regulan las acciones y reaccione s de los humanos en el
territorio, validado a través del pensamiento ancestral como principio básico
de una dinámica y unas lógicas inmersas en la diversidad.
BIBLIOGRAFIA
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2008. “Sígsig:
Políticas para la protección de su patrimonio Cultural” Tesis previa a la
obtención del Título de Licenciado en Ciencias de la Educación, Especialización
Historia y Geografía. Universidad de Cuenca.
· FUENTES
DE AVILA, Francisco
1636
“Sobre desagüe de la laguna de Santa Bárbara (título atribuido)”. AGI/Q.
Cedularios 209,L.2,F.103R-103V.
· GONZÁLEZ SUÁREZ, Federico.
1904.
“Prehistoria Ecuatoriana”
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histórico sobre los cañaris, antiguos habitantes de la provincia del Azuay en
la república del Ecuador” Universidad de Cuenca.
MORENO
YÁNEZ, Segundo
2007 “Ofrenda sacrificial al Guagualzuma” II Congreso ecuatoriano de antropología y arqueología.
Balance de la última década: aportes, retos y nuevos temas. Quito: Abya Yala
· YÉPEZ, Alden.
2011. “Prospección subacuática en
una laguna de altura, Ayllón (cantón Sigsig)” Informe final. Consultor
INPC.
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